Balut! Balut!

Llueve. Sigue lloviendo. A ratos se transforma en llovizna, pero luego el cielo arremete con todo. Es como si Filipinas no me quisiera aqui; tan solo tuve un dia relativamente bueno en Manila, y hoy cuando deje la ciudad buscando conocer algo mas del pais, la lluvia se traslado conmigo. En fin, dejando la conversacion sobre el tiempo de lado (pues junto con las enfermedades son el tema favorito de la mayoria de los veteranos, y yo aun me siento joven) queria comentarles un poco sobre la cocina Filipina.

Adobo de pollo.

Una mezcla entre la clasica comida asiatica con la española, me recuerda mucho a Sudamerica; la cebolla, el cerdo, la carne, guisos y sopas, siempre acompañados de una porcion de arroz y de esos ajies;

Empanadas, pero con la diferencia de que la masa es dulce!

esos pequeños y casi fosforescentes ajies que me dicen «no me comas o sufriras», pero dado que soy un amante del picante hago oidos sordos, pues convierten una comida normal en una maravillosa y masoquista delicia.
Ademas de la cocina tradicional, al igual que en el resto de Asia se estila mucho los carritos con pequeños bocadillos de todo tipo; tripas, salchichas, calamares o frituras estan a la orden del dia. Sin embargo, el que me ha resultado mas interesante y particular es el Ballut.
Iba de camino al hostal con un amigo Filipino cuando le comente que me encantaria probar aquel exotico manjar, me miro y se rio como diciendo «otro occidental que viene con la misma historia». Se acerco a uno de los carritos en el cual habia un niño de unos 8 años que gritaba con fuerza para hacerse escuchar sobre los autos, la musica y la miserable lluvia que a esa hora inundaba la calle: Balut! Balut! me dio la misma mirada que mahki, mi amigo, y aparecio su padre quien abrio un pequeño cesto del cual comenzo a salir humo, y fue asi que finalmente tuve frente a mi aquel huevo del que tanto habia bromeado con mis amigos en Chile antes de partir.

Menudo, una especie de tomatican pero en version sopa.


Estaba caliente, ya que lo cocen como un huevo duro. Recien en ese momento le tome el peso a la situacion. Ahi estaba yo, con un huevo que contenia un embrion de pato a medio desarrollar en mis manos, unos 6 Filipinos curiosos observando la escena y dos chicas de Alemania cuya cara era una mezcla de espanto y asombro. Mi determinacion comenzo a flaquear, ni siquiera cuando hace varios años comi larvas de escarabajo en el amazonas la habia pensado tanto.
Crack, se triza la cascara del huevo, comienzo a pelarlo con cuidado, rompo la tela que recubre al embrion por dentro y comienza a humear, un jugoso caldo es lo que me encuentro, desde donde se asoma lo que parece yema cocida, y ciertas masas oscuras; el feto de pato. Un olor a sopa de abuela comienza a salir, pero antes de pensarlo mucho tomo el huevo a medio pelar y lo empino como un brindis diciochero.

Balut a medio abrir

A penas ese liquido toca mi lengua mi garganta tiene un espasmo, no lo pude tragar, tuve que escupirlo y luego les pedi disculpas a los Filipinos, quienes en verdad al parecer se lo esperaban. No contento, le di una probada a la carne. Un sabor a huevo muy concentrado, tanto que llegaba a hostigar, pero la textura era mas bien como la del pollo cocido. Hice mi mejor esfuerzo y lo trague. Eso fue todo, di las gracias y me lo lleve al hostal, donde se lo regale a un Filipino quien se lo devoro en cosa de segundos.
Lo siento, no lo logre, pero jamas olvidare aquel momento en aquella esquina de Manila, ese sabor me perseguira hasta el fin de mis dias, y gracias a la destreza fotografica de Mahki tendre para siempre inmortalizado el momento justo en que mi boca hacia contacto por primera vez con el Ballut.

2 comments

  1. monica ramirez romero dice:

    uff!!! no quiero probarlo, ni siquiera con ketchup, de solo imaginar el aroma……

  2. Erna dice:

    Auhhhhchhhh! La Beth dice que ere valiente!!
    Jajaaa

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