Me subí a un tren y llegué al futuro.

Treinta horas en tren…y al fin estábamos en Shanghai, nuestro ultimo destino en China. Los sentimientos al momento de llegar eran encontrados, pues se dicen muchas cosas acerca de distintas ciudades de este País, y finalmente al estar ahí y recorrerlas uno siente que son lindas e impresionantes, pero que falta ese algo mágico que convierte un lugar lindo en algo encantador, por lo que Shanghai podía no ser la excepción.

Después de lograr ubicarnos en nuestro hostal, decidimos salir. No estaba muy expectante con el recorrido, porque ya había estado en lugares que esperaba ver con ansias, como el río amarillo que termino siendo algo muy parecido al río mapocho (y que ni siquiera ameritó un comentario) o los guerreros de terracota, pero que simplemente carecían de aquello que decía antes.

East Nanjing road.

Afortunadamente le di la oportunidad. Era de noche,salimos del metro en dirección Nanjing road y con lo 1ro que me encuentro es con edificios de corte francés muy bien iluminados y con una calle amplia solo para caminar y miles de tiendas a mi alrededor (a las que no recomiendo entrar para no sobregirar la tarjeta), me encontraba frente a el sueño de cualquier consumidor compulsivo. Mas allá de admirar ropa y tiendas, se admiraba el hecho de estar en China y sentir un aire a alguna capital de Europa.
La gente era mucho mas consciente con el prójimo, y respetaba mucho mas el hecho de estar en lugares públicos, sobre todo en lo que se refiere a reglas como no fumar en ciertos espacios, pasos de zebra, pedir permiso para pasar por donde uno esta parado y todas esas cosas tan mínimas pero que hacen que la convivencia social sea agradable para todos…aunque con los escupitajos burbujeantes no hay caso, esos aún estaban presentes.

Vista desde el Bund.

Caminar por el Bund es el paseo emblema de este lugar, ya sea de día o de noche, pues por un lado de la rivera se erige la zona financiera, llena de rascacielos y por el otro los edificios antiguos de corte europeo, que lo único que lo diferencian con Europa son las banderas del «partido» izadas en sus techos.

Edificios antiguos en la rivera.

En la misma zona, es posible encontrar una reconstrucción del antiguo Shanghai llamado «Old Town», similar a lo que vimos en Chengdu, y donde es posible encontrar souvenirs chinos, comida de la zona como camarones o dumplings, una especie de raviolis chinos cocidos al vapor y rellenos con diferentes cosas. En cuanto a los souvenirs, las calles laterales que rodean el recinto ofrecen exactamente los mismos productos(bueno, quizás no joyas de jade, pero en general es lo mismo) y a un precio muchísimo menor, por lo que conviene admirar la arquitectura, darse una vuelta por aquí y por allá, comer algo y a la hora de hacer alguna compra, darse una vuelta por las calles que están dentro de las tres cuadras hacia afuera del Old Town.

Old town, Shanghai.

Es fácil moverse por metro en Shanghai, y solo a dos estaciones de donde estábamos se encontraba el centro financiero, hogar del «Oriental Pearl Tower», la famosa aguja de Shanghai, una visita imperdible en la ciudad. Lamentablemente la parte mas alta de la torre no se encontraba abierta, pero de todas maneras subimos hasta el observatorio ubicado a 180 metros de altura. Aunque un tanto caro (¥120), la vista era espectacular, sobretodo en aquella parte del mirador con piso de vidrio, donde descubrí que Fernando le teme a las alturas, pues su nerviosismo al acercarse al piso de vidrio era evidente.

Desde el mirador de la aguja.

Un espacio distinto para visitar es la Concesión Francesa (French Concession), un lugar que sirvió como un asentamiento francés a mediados de 1800. Mucho cuenta la historia al respecto, pero mas allá de eso, caminar por esas calles entrega una sensación de caminar un día domingo por las calles de Providencia (Holanda, Suecia, Lota) en Santiago, donde el trafico no abunda, tampoco la gente, pero si muchos plátanos orientales (el árbol que bota pelusas y que durante primavera a muchos les da alergia) que cubren parte del cielo dando la impresión de una tarde de primavera.

Calles en la concesión francesa.

Shanghai en pocas palabras rompió todas mis expectativas, todos los mitos de esta ciudad son ciertos, es una ciudad inmensa que alberga a chinos y a extranjeros. Es la ciudad del futuro que tanto tiempo planearon y les resulto, dejando la leve impresión que gran parte de china esta olvidada pues su concentración por surgir se baso exclusivamente en esta ciudad. Si uno quiere conocer a la China de las revistas, de la televisión, esa China que muestran como Pais desarrollado, potencia mundial, venga a Shanghai, no se decepcionara. Pero si quiere conocer las raíces, como era China hace 10 años diríjase al oeste donde encontrara una China alejada del desarrollo occidental, pero con sus raíces latentes.

One comment

  1. monica ramirez romero dice:

    me gusto Shangai, comentario: mantengan los datos de los costos de Hostal, traslado, comida, etc, es un buen dato.
    besos

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