Visitando los guerreros de terracota.

Nuestro tren salia a las 09:30 PM, desde la estacion oeste de Beijing. Habia algo de nerviosismo en el aire, pues solo sabiamos que una vez que bajaramos del metro, debiamos salir hacia un cierto lugar, donde tomariamos un bus misterioso que nos llevaria a la estacion. Y asi fue que salimos a la superficie, y vimos que habian como 5 buses distintos, todos agolpados de chinos con maletas que trataban de subir freneticamente, empujandose unos a otros (aun no entiendo esa fascinacion por entrar antes que el resto a cualquier lugar).

Le pregunte a un personaje en la calle cual de los buses me llevaria a la estacion, incluso le mostre un papel con el nombre en chino, pero no me quiso hablar, miro para otro lado. Me senti algo enojado con la situacion y le segui insistiendo, pero el evitaba mirarme. Por suerte hay gente con buen corazon en todos lados y otro chino que presencio la situacion le dijo algo al personaje, y me indico cual era el bus que tenia que tomar. Por suerte salimos con tiempo, pues llegamos al tren unos 20 minutos antes de que partiera, pero nos tomo casi dos horas en llegar al lugar.
Por cosas de presupuesto y quizas tambien de aventura, tomamos el asiento mas barato, cuya traduccion literal es «asiento duro»; se trata de una butaca de madera recubierta con un delgadisimo pedazo de espuma, sin posibilidad de reclinarse, sin separadores ni nada. Filas de 3 asientos por un lado, y 2 por el otro, con una mesa en el centro era la distribucion en el vagon. Ya no viajo solo, mi novia, Paulina, ha comenzado a ser parte de esta aventura (asi que su nombre aparecera a menudo por aqui), y su cara demostraba que iba a ser una experiencia mas mala que buena. «Que tan malo puede ser».- pensė, aunque tambien sentia que las proximas 16 horas que pasaria en el tren hasta llegar a Xi’An no serian de la mejores.Tras despertar a cada rato, ya sea por que nunca se apagaban las luces, o los ruidos, o los olores de gente comiendo con mucho condimento, o simplemente porque el trasero se dormia y comenzaba a doler a menudo, llegamos a la estacion en Xi’An; por fin el martirio habia terminado (al menos por un tiempo).

Torre de los tambores, Xi’An.


Este lugar es conocido porque en sus cercanias se encuentra el famoso ejercito de terracota que resguarda la tumba del primer emperador de China, un lugar que prometia mucho y que es reconocido por la UNESCO como un patrimonio de la humanidad. La ciudad, alguna vez capital de muchas dinastias, es pequeña para los estandares chinos (tan solo 4,5 millones de habitantes), y es muy facil ubicarse dentro de las murallas que cubren la vieja ciudad, la parte que mas vale la pena conocer. Debo reconocer que tiene un cierto encanto, es posible recorrer toda la ciudad amurallada de norte a sur en algo asi como una hora y media, con muchos lugares interesantes que ver.

Torre de la campana, Xi’An.

La torre de la campana marca el centro de la ciudad, un edificio que data de antes de 1500 y desde donde, de alguna manera, se indicaba el clima mediante campanazos (?). Desde este punto neuralgico de la ciudad, si se sigue caminando hacia el norte, y luego hacia el oeste, uno se encuentra con el barrio musulman; hogar de muchos Hui, una etnia China seguidora del islam, y cuyas mezquitas en muchas ocasiones reflejan la fusion de ambas culturas, por lo que puede resultar muy interesante para aquellos que gustan de la arquitectura. Este lugar resulto ser tambien muy llamativo, pues es donde se encuentra la mayoria de la comida callejera de Xi’An. Estando en el barrio musulman, es posible encontrar muchos platos de corte arabe junto con lo tipico Chino (excepto por el chancho por razones obvias).

Al fondo, puerta oeste de la ciudad amurallada.


El unico punto bajo es que, dado que se trata de una de las ciudades mas turisticas de China, todo tiende a ser caro en terminos de actividades, por ejemplo, arrendar una bicicleta costaba 40¥, y habia que pagar otros 40¥ mas para ir con la bicicleta por arriba de los muros, un precio que ante cualquier estandar resulta bastante elevado para lo que realmente es.

Vista hacia el este desde la Torre de la campana.


Llego el dia en que fuimos a ver a los guerreros, el tour resultaba exageradamente caro (280¥), por lo que decidimos hacerlo por nuestra cuenta. Desde la estacion de trenes es posible tomar el bus 306, el cual cobra 7¥ y tras una hora de viaje te deja afuera del lugar. El ticket normal para los guerreros cuesta nada menos que 150¥, sin embargo es posible pagar 75¥ si se muestra una tarjeta de «estudiante» universitario, y lo pongo entre comillas, pues es posible mostrar practicamente cualquier cosa, un holandes con el que andabamos mostro su pase de locomocion de Holanda y lo dejaron pasar, sin embargo queda a criterio de uno arriesgarse a hacer esta pilleria.

Guerreros, todos con diferente rostro.


Y bueno, al entrar al complejo de los guerreros es posible encontrar una enorme excavacion con una gran cantidad de ellos, cada uno tiene un rostro diferente y cada grupo cumple una determinada funcion. Sin embargo las otras dos excavaciones existentes en el complejo no presentan un mayor atractivo. No es posible acercarse a los guerreros pues siempre tienes una vision desde arriba, ya que pasas por encima de las figuras. De alguna forma todos los que andabamos juntos ese dia terminamos con esa sensacion de que OK, era interesante, pero de ningun modo es algo tan espectacular o increible como uno se lo imagina.

A los costados se puede observar desde donde es posible ver las figuras.


Creo que los guerreros de terracota son una atraccion turistica de las que uno «debe» visitar si esta en China, pero que de ningun modo resulta una experiencia conmovedora para los sentidos, aun cuando los Chinos intenten vender el lugar de esa manera.

One comment

  1. wale dice:

    Me paso lo mismo, y odie XIAN, lleno de chinos flaites escupitones

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