Camboya: Comenzando con el pie izquierdo!

Tras varios días difíciles en los que teníamos la ardua tarea de balancearnos en una hamaca sentimos que ya era hora de movernos. La zona de Si Phan Don se encuentra literalmente frente a Camboya, por lo que decidimos que hacia allá seguiríamos. Fue así como a las 8 AM partimos en una piragua por el río, a través de campos de arroz, búfalos que a esa hora se bañaban en el río, y muchas otras postales de la rutina que a diario se vive en la rivera del Mekong. Tan metidos estábamos en eso que el viaje se nos hizo cortísimo, llegamos a «tierra firme» y en un abrir y cerrar de ojos estábamos en la frontera con Camboya, que a decir verdad más parecía un peaje para comprar la visa de entrada, pues carecía de seguridad, controles y todo lo que uno se imagina que debería haber en un paso fronterizo.

Un constante panorama a lo largo del pueblo.

Un constante panorama a lo largo del pueblo.

La zona del noreste de Camboya es la menos conectada del país. Hasta hace dos años ni siquiera los propios camboyanos venían hasta acá, ya que el camino era bastante difícil, pero con la nueva carretera las cosas han comenzado a cambiar. La desconexión de la provincia ha dejado como consecuencia que sea la zona menos desarrollada en todo sentido; solo por dar un par de ejemplos, tres cuartas partes de la población es analfabeta, y uno de cada cinco niños morirá antes de alcanzar los cinco años. Viajaríamos hacia Banlung, la capital de la provincia, rodeados de aquella ansiedad por descubrir algo diferente a lo que se está acostumbrado.

Llegamos de noche, ya que luego de cruzar a Cambodia, debíamos esperar un bus con el que seguiríamos viajando hacia el interior del país, pero este nunca llegó. Tras pensar que hacer terminamos arriba de un bus local, sentados en el piso y rodeado de las miradas curiosas de quienes iban dentro.

Lo primero que nos llamó la atención al salir a la calle fue la basura; no lo habíamos considerado pero la gente en Laos tenía conciencia con la limpieza, por lo que las ciudades lucían bastante limpias. En cambio, aquí se veían bolsas, cartones, papeles y botellas regados por todas partes; las peores eran esas bolsas plásticas pequeñas de colores chillones medio enterradas, las que sumadas a todo el polvo que había en el aire le daba un aspecto un tanto deprimente al mercado por el que a esa hora caminábamos. El idioma también fue un tema, pues en un lugar tan apartado de la clásica ruta turística resultó un tanto difícil darse a entender; nos demoramos más de una hora en encontrar una señora capaz de descifrar nuestra mímica de «arroz con carne».

Los atractivos de la ciudad se encuentran en sus alrededores, por lo que conseguir una moto fue vital. Bromeamos un rato ya que la moto, seguramente armada en el país o en el mejor caso en China, dejaba bastante que desear en todos los aspectos, pero finalmente partimos; visitaríamos un par de lugares bonitos y terminaríamos el día en el lago Yeak Laom, un lago formado sobre un antigguo cráter volcánico, sagrado para más de 12 de las minorías étnicas locales, y famoso por su belleza y la vida salvaje que lo rodea.

Mientras más nos acercábamos al camino que debíamos tomar para llegar a las cascadas Kan Chang una cosa se hacia más y más evidente: el polvo. Había polvo en la gente, en las casas, en los autos estacionados, en todo lo que nos rodeaba había una capa de polvo. Luego de un desvío, el pavimento dio paso a una tierra de un particular color rojizo, del cual deriva el nombre del lugar (Banlung significa en el idioma Khmer -el idioma hablado por los camboyanos- tierra roja).

Nube de polvo en el camino.

Nube de polvo en el camino.

Comenzamos a avanzar pero a cada rato debíamos detenernos, ya que los camiones provenientes de las plantaciones de árboles de caucho y cajú cercanas levantaban tanto polvo que se hacia imposible ver; solo restaba cerrar los ojos y cubrirse con un pañuelo por algunos minutos hasta que todo se normalizara un poco. Empolvados llegamos hasta las cascadas que veníamos a ver, las que sin duda eran lindas, pero que a decir verdad no fueron una gran sorpresa después de lo que habíamos presenciado días antes en Laos; el día avanzaba y aún queríamos disfrutar del lago por lo que partimos rápidamente hasta allá.

Luego de detenernos a comprar la entrada al parque en el que se encuentra el lago, Palu se dio cuenta de algo que cambiaría lo que se vendría por el resto del día. La llave de la moto no estaba puesta, sin embargo el motor estaba encendido y todo funcionaba.

Algunas de las cascadas que visitamos aquel día,

Algunas de las cascadas que visitamos aquel día,

¿Que hacemos? fue nuestro pensamiento, y aún con un par de horas de luz restantes la respuesta fue volver lento por el mismo camino e intentar encontrar la llave, pues de lo contrario no podríamos apagar la moto y tendríamos que entrar a dar explicaciones al arrendador, lo cual sería más que fastidioso. Volvimos a aquel camino de tierra, pero nunca encontramos la llave, solo comimos más polvo y nos gastamos la bencina que nos quedaba. Era de noche al llegar a la bomba y ya estábamos algo angustiados con la situación; intentábamos explicar con señas y en frases simples nuestro «pequeño» problema. Aunque no creo que nos haya entendido, el bombero se acercó a la moto y con una llave que sacó de su bolsillo abrió el estanque. «¡Una llave maestra!».- pensé, pero la realidad era un tanto más simple; la moto era tan mala que tanto para el estanque como para encenderla servía cualquier cosa que hiciera girar el seguro. Fue así como con la llave de nuestra pieza logramos encender el motor y devolver la moto, recibiendo un simple «ah si, a veces pasa» como respuesta por parte del dueño cuando le mencionamos que perdimos la llave.
Vista aérea del lago.

Vista aérea del lago.


Finalmente no vimos el lago, lo cual fue una lástima ya que fue la principal razón de haber ido a ese lugar, sin embargo no queríamos quedarnos más días ya que tampoco había mucho más por hacer. Luego de sacarnos las costras de polvo que nos cubrían por completo y nos hacían parecer mulatos nos fuimos a dormir, esperando que la racha de mala suerte terminara con el cambio de ciudad.

Datos útiles:

-Moneda: Riel y USD. 4000 Rieles = 1 USD.

– Comida: Existe un mercado en el centro del pueblo donde es posible comer sopas y cosas «misteriosas» por menos de 1 USD. Lo dejamos a su discreción.

-No es fácil moverse por aquí, por lo que si se anda con el tiempo muy justo es mejor planearlo todo con anticipación.

-Alojamiento: Dormitorio 2 USD/ Pieza doble 6 USD.

-Para salir del lugar se debe ir al terminal un poco antes de que salgan los buses, que en su mayoría parten de madrugada. Comprarlo con un agente será simplemente realizar este proceso acompañado, y pagar un poco por la «ayuda»… no vale la pena.

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