La última ciudad imperial.

Entrada a la ciudadela.

Entrada a la ciudadela.

Al parecer por estos lados la hora “peak” de tráfico también ronda las seis de la tarde. Al bajar del bus, instantáneamente nos recibió una cachetada de olor a tubo de escape, había un gran movimiento de vehículos que no veíamos hace ya dos semanas desde que dejamos HCMC; Hue resultó ser mucho más industrializada que las anteriores ciudades. El humo de cigarrillo se entremezcla con el vapor de las ollas de Bun Bo Hue (un primo del Pho bo y que es la especialidad local) que despiden un olor cítrico algo anizado, y que hierven durante todo el día, y debido a ese aire húmedo y pesado de esta región del mundo, pareciera que los olores nunca se disipan y se terminan por mezclar entre ellos…sí, creemos que la mezcla de estos tres sería una buena descripción del olor de las calles en las grandes ciudades de Vietnam…

Bastión de la ciudadela.

Bastión de la ciudadela.

Esta ciudad ha sido clave en los últimos siglos para el país. Fue la última ciudad imperial de Vietnam, el centro de un imperio que dejaba su marca en casi cada una de las esquinas. Caminando por sus calles cuesta imaginar que en la guerra con los americanos, se destruyó el 80% de la ciudad, dejándola en ruinas. Hoy en día todo se encuentra erigido sin casi hacer eco de lo que alguna vez aquí ocurrió, sin embargo si algo es diferente con el resto de los lugares que hemos visitado, es que se siente la cercanía de este lugar con el norte, pues por todos lados es posible encontrar letreros y propaganda del partido, en cantidades que no habíamos visto anteriormente. En esos términos comenzamos nuestro paseo por el incipiente barrio mochilero que se está recién formándose en la ciudad. por suerte nos quedamos a un par de cuadras de ahí, porque solo por estar en estas tres cuadras a la redonda del barrio los precios subían considerablemente, incluso para quienes buscan pieza compartida, en fin. Saliendo de aquel mundo que parece calcarse en todos los ghettos mochileros de la región (bares, restaurantes, personajes turbios, hostales, etc.) emprendimos camino hacia el río perfume. “Al parecer son pocas las ciudades del sudeste que no estan construidas cerca de un río”.- me decía a mi mismo, en el momento en que comenzábamos a llegar a una avenida con enormes árboles y parques que se encontraba en la rivera. Cada vez que no acercábamos, un extraño olor se hacía más fuerte. Primero pensé que era alguien fumando marihuana, pero luego el olor se hizo demasiado fuerte para ser eso; resultó que el río perfume efectivamente tiene un pujante olor, una mezcla de cítricos y dulces que durante ciertas épocas inunda toda la rivera.

Un merecido descanso luego del almuerzo.

Un merecido descanso luego del almuerzo.

Seguímos caminando, eran alrededor de las 2 pm y la gente tomaba una siesta ya sea en sus propios carros o amarrando una hamaca a los árboles. Ya estábamos al otro lado del río, y un estacionamiento lleno de buses nos indicaba que estábamos cerca de la antigua ciudad imperial. Tras atravesar por una antigua entrada, comenzamos a esquivar a los buitres que siempre ofrecen tours con alguna pillería o segunda intención. Dentro de estas murallas alguna vez se albergó la totalidad de la ciudad, pero con el tiempo el desarrollo llevó a que las murallas y los cañones solo quedaran como algo pintoresco, pues dentro de ellas la vida se desarrolla con total normalidad, la única salvedad, es la «ciudad prohibida purpura». Este complejo está ubicado al centro de la ciudadela, y era el antiguo centro del imperio Nguyễn, efectivamente  sus edificios y la distribución recuerdan mucho a la ciudad prohibida de Beijing, con la salvedad de que su tamaño no resulta ser exagerado y descomunal.

Entrada a la ciudad prohibida de Hue.

Entrada a la ciudad prohibida de Hue.

El punto bajo es que del antiguo palacio imperial solo quedan los cimientos, y son pocos los edificios que se encuentran restaurados y en pie dentro del complejo, solo como un dato, de los 160 sitios importantes que había en el complejo, solo quedaron en pie 10, y a pesar de la restauración de varios aún es posible ver un sinnúmero de fracturas y hoyos de bala por todos lados, un testimonio de que, pese a que se señaló que no debía batallarse en la ciudadela, en este lugar fue la última resistencia de las fuerzas del norte durante la batalla de Hue.
Justamente el mayor atractivo turístico de la ciudad es su papel en la infame guerra de Vietnam. Hue era la ciudad del sur más cercana a la zona desmilitarizada o “DMZ”, la franja que separaba el sur del norte, donde la mayoría de la tensión estaba centrada y muchos de los episodios importantes se desarrollaron. Revisando todo lo que se podía visitar, no es fácil realizarlo por cuenta propia, ya que a pesar de que la distancia es recorrible, hay que tomar varias carreteras y bifurcaciones para llegar a todos los lugares, y sin conocimiento resultaba muy complicado realizarlo en un solo día.

Vista del complejo desde las ruinas del palacio imperial.

Vista del complejo desde las ruinas del palacio imperial.

Fue así como terminamos recorriendo las cuadras del ghetto mochilero en busca del mejor precio por un tour. Además de las visitas de rigor que se realizan en un tour, lo que les da cierta particularidad es el hecho de que varios sujetos que nada tienen en común y que están en ese lugar por motivos muy diferentes, convergen en un mismo bus y dentro de las mismas condiciones, pero con visiones e historiales de vida muy diferentes. Encontramos nuestro tour, y nos dispusimos a recorrer los alrededores de Hue durante todo el día.
Luego de un modesto desayuno gentileza del operador del tour, nos subimos a nuestro bus. Eran alrededor de las 7 AM, la única hora del día que la humedad parece ceder, y aunque sea por un par de horas el aire se siente “liviano” y las ventanas abiertas son algo agradable. Algunos están sumidos en sus audífonos sin poner atención a nada, otros conversan animosamente en diferentes idiomas, pero los que más retumban son un par de australianos, le cuentan a otro par de turistas que siempre los molestan por ser gritones, pero que se lo toman con humor. El aire acondicionado del bus noventero es tan débil como un suspiro de enfermo, pero por el momento no importa, nuestra atención va puesta en el camino, en los campos de arroz llenos de lagunas, recuerdos de las bombas que alguna vez allí explotaron.

Construcciones de influencia China, Ciudad prohibida.

Construcciones de influencia China, Ciudad prohibida.

Llegamos a nuestra primera parada, los túneles de Vinh moc, eran alrededor de las 11 AM. Cuenta la historia que la gente de un antiguo poblado se vio atrapada por los bombardeos americanos, y sin lugar donde ir,  comenzaron a cavar en una colina contigua a la playa, teniendo en mente la construcción de túneles con el fin de llevar todo el pueblo bajo tierra. A diferencia de los túneles de cu chi, utilizados para cubrirse de los bombardeos y con fines de guerrilla, aquí es posible caminar casi erguido. Entramos por encima de la colina, comenzamos a bajar por túneles que a decir verdad resultaban bastante cómodos en comparación con los que habíamos visitado anteriormente, todo recorrido por una fresca brisa que subía desde los niveles inferiores, y que los hacían incluso más agradables que el exterior. Existen 3 niveles llegando hasta 30 metros de profundidad, con numerosas salas utilizadas como enfermerías, cocinas, habitaciones, incluso un salón de clases y una sala de maternidad.

Entrada a los túneles.

Entrada a los túneles.

Gracias a los pozos de agua que se habilitaron, la gente podía permanecer al menos dos semanas bajo tierra sin necesidad de salir a la superficie, alimentándose de arroz, raíz de tapioca y bebiendo té. Aunque la vegetación a cubierto todo el lugar, es posible ver la irregularidad del terreno dejada por cientos de cráteres de bombas. No es un tema menor, ya que incluso hoy en día existen bombas activas que no han detonado, y aún hay minas terrestres regadas por los bosques contiguos y áreas cercanas, por lo que bajo ningún motivo es recomendable aventurarse fuera de los senderos habilitados o ir siguiendo las trincheras que se extienden por toda la zona.
Volvemos a los buses, somos los más jóvenes en el tour, los australianos siguen gritando, un par de viejos comenta que ni aunque le paguen hubieran bajado a esos túneles, y la mayoría de los europeos están rojos, sudando copiosamente y bebiendo agua de manera obsesiva; fue cosa de minutos para que ese bus, con un deficiente sistema de aire acondicionado, se convirtiera en un caldero donde los olores corporales daban a entender que muchos habían olvidado usar desodorante…al menos eso logró callar a los australianos por algún tiempo. Ahora observamos a un par de americanos que viajaban con una mujer vietnamita, ella hablaba poco ingles pero se reía mucho, luego caímos en la cuenta de que era la novia de “michael”, y que casi con seguridad la había conocido en alguno de esos sitios de internet ya que ella hablaba de que el debía conocer a su familia antes de volver con él a su país.

Restos de un tanque americano a un lado de la carretera.

Al fondo: restos de un tanque americano a un lado de la carretera.

Tras un almuerzo, nos dirigimos a conocer algo del antiguo Sendero de Ho Chi Minh, un camino que a través de la selva recorría todo Vietnam y que era utilizado por los comunistas para mandar suministros a la guerrilla del sur. Cruzamos el río que funcionaba como frontera natural, y a ambos lados era posible ver enormes megáfonos. A través de estos, ambos bandos lanzaban propaganda día y noche hacia la otra orilla; dentro de todo debe haber sido algo cómico escuchar por un oído un mensaje comunista, y por el otro uno capitalista. Ya adentrados en un pequeño camino, nos detuvimos en un poblado de no más de 10 casas. Según el guía, visitaríamos “minorías étnicas”, todo bien por nuestra parte, pensamos que sería interesante. Comenzamos a acercarnos con el grupo, y comenzó a aparecer gente de aquellas precarias casas. El guía les gritó algo en vietnamita, y ellos se limitaron a mirar un poco desconcertados, algo no estaba bien, en los tours tratan de venderte una imagen, un estereotipo o algo, sin embargo aquí no había ningún tipo de preparación ni nada, solo era gente que se había asomado curiosa para ver quien llegaba a su aldea. Los visitantes le enrostraban sendos lentes en la cara a la gente, mientras paseaban por sus patios y recorrían su pequeña aldea sin siquiera pedir permiso, me preguntaba “¿que pensara esa gente cuando vienen estos desconocidos, donde muchos miran con asco, le toman fotos y nisiquiera les dan las gracias?” por respeto no quisimos pasar de la entrada de la aldea, nos devolvimos al bus y esperamos un rato a que todos volvieran.
Continuamos por la ruta hacia lo que alguna vez fueron bases americanas. En el camino son varios los cementerios militares que se divisan, y lo más probable es que en el tour se visite al menos uno. Todos estos cementerios son del año 68 y producto de la llamada ofensiva del têt. Algunos alambres de púa, helicópteros, carros militares y chatarra son los únicos remanentes de las bases americanas, ya que todo fue desmantelado y si no fuera por los restos sería como visitar un gran terreno aplanado.

Remanentes de guerra en una ex base americana.

Remanentes de guerra en una ex base americana.

En el lugar, vendedores ambulantes se acercan a ofrecerte pequeños “tesoros” desenterrados; balas, medallas y cosas por el estilo, los cuales son fácilmente negociables. Tras recorrer de nuevo todo aquel paisaje mezcla de cafetales, selvas, ríos y escarpados cerros volvemos a Hue, y con la mejor de las disposiciones, ya que habíamos visto varios restaurantes que ofrecian cerveza gratis hasta las 00:00, un descanso merecido despues de pasar varias horas dentro de un sauna improvisado. Nos bajamos del bus en el mismo lugar donde nos subimos,  y caminamos por la frenética ciudad hasta encontrar aquel restaurant dentro del barrio mochilero.
Algo que rescatamos de Vietnam es que cada ciudad en la que hemos estado tiene un encanto diferente, y Hue no es la excepción; a pesar de ser un lugar grande e industrializado, conserva muchos rasgos que la acercan más a un pueblo pequeño.

Cementerio militar NVA.

Cementerio militar NVA.

Sus calles, la gente, los precios, todo se presenta mucho más amigable que en una ciudad grande, quizás por el mismo hecho de que se ha mantenido en una segunda línea en términos de turismo. De todas formas, por todo lo que existe en la ciudad y sus alrededores, nuestra opinión es clara: para aquellos que les intriga la historia del país, o quieren saber más sobre la guerra con los americanos, este lugar es un imperdible a la hora de venir para acá; para todo el resto que viajan por tierra es un buen lugar para visitar por uno o dos noches camino a Hanoi.

 

 

Datos útiles:

-Alojamiento: 12 USD (A menos de 10 minutos caminando del barrio mochilero. Pieza privada, A/C, TV, Refrigerador)

-Comida: Comedores locales desde 1 USD //Restaurant al menos 4 USD (Cerveza gratis).

-Tour DMZ: Varía según agencia, 17-24 USD (regateable).

-entrada ciudadela imperial: 1 USD.

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